La revista 'Nature' publica un artículo de científicos alemanes que han
contado con la colaboración del IBFG de Salamanca para avanzar frente al
problema cardiovascular que más muertes causa en Estados Unidos
Madrid.
Uno de los problemas cardiovasculares más comunes es la ateroesclerosis,
que consiste en la obstrucción del paso de la sangre en arterias por la
formación de una placa de ateroma por exceso de colesterol y otras
sustancias, lo cual puede provocar ataques cardíacos y problemas cerebrovasculares.
Una solución habitual es colocar un stent, un tubo que oprime la placa
de ateroma contra la pared del vaso sanguíneo y así restablece el flujo
de la sangre. Sin embargo, tras esta operación suele ocurrir una
restenosis, una nueva obstrucción en el mismo sitio debida a la
proliferación de las células de la musculatura lisa de las paredes
interiores de los vasos sanguineos.
Un artículo publicado en la edición electrónica de Nature del 20 abril por científicos alemanes sugiere una nueva forma de abordar este problema,
ya que propone un mecanismo que podría evitar la proliferacion de
dichas células. Estos investigadores han contado con la colaboración de
Juan Pedro Bolaños, investigador del Instituto de Biología Funcional y
Genómica (IBFG, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca).
"La restenosis se debe a una respuesta inmunitaria como consecuencia de
la manipulación quirúrgica o por la presencia del stent y estamos ante
un gran reto para la investigación, porque es la primera causa de muerte
en Estados Unidos", comenta el científico del IBFG en declaraciones a
DiCYT.
Hasta ahora, la única solución es incorporar al
stent un fármaco que inhibe la proliferación de las células, de manera
que palía en parte esta hiperplasia, pero no soluciona el problema por
completo. Por eso, el cirujano alemán Tobias Deuse, que lidera la
investigación junto a Sonja Schrepfer, ambos del University Heart Center
de Hamburgo, comenzaron a estudiar los mecanismos por los que las
células proliferan rápidamente hasta obstruir de nuevo la arteria entre
una y cuatro semanas después de la colocación del stent.
Utilizando
animales de experimentación en los que implantaron secciones de
arterias humanas, los investigadores alemanes descubrieron dos fenómenos
importantes en las células de la musculatura lisa dañadas por la
colocacion del stent: la hiperpolarización mitocondrial y la resistencia
a la apoptosis (el suicidio de las células que tienen alguna anomalía),
dos fenómenos característicos de las células tumorales, que proliferan
de forma descontrolada.
En esa fase de la investigación,
recurrieron al ácido dicloroacético (DCA), una molécula sintética que
previene el incremento de la proliferación celular y se utiliza en
algunos ensayos contra el cáncer, pero que no se emplea en la clínica
porque genera ciertos problemas secundarios a dosis elevadas y en
tratamiento crónicos.
Sin embargo, en este caso existe una
importante diferencia con el cáncer, ya que la proliferación de las
células de la musculatura lisa sólo ocurre hasta la cuarta semana, de
manera que el tratamiento es transitorio, reduciendo así los efectos no
deseados.
En este momento, los coordinadores del estudio
contactaron con Juan Pedro Bolaños, experto en función mitocondrial, con
el objetivo de tratar de entender los mecanismos moleculares del
problema y también los mecanismos de la posible solución, el tratamiento
con DCA.
El mecanismo molecular
De
esta manera, el estudio ha revelado que el DCA inhibe una enzima llamada
piruvato deshidrogenasa quinasa 2 (PDK2), que a su vez inhibe otra
enzima, piruvato deshidrogenasa (PDH), lo cual favorece la apoptosis o
muerte programada de las células. "Si se inhibe una enzima que a su vez
está inhibiendo a otra, el efecto que consigues es una estimulación de
ésta última", explica Bolaños, un aspecto esencial de esta
investigación. De esta forma, aplicar DCA permite restablecer la
apoptosis y, por lo tanto, evitar la proliferación de células vasculares
que obstruirían de nuevo la arteria.
Un
aspecto muy importante es que esta acción del DCA no evita la
proliferación natural de las células. "Este fármaco sólo afectaría a las
células que proliferan en exceso por un incremento de PDK2, así que
permitiría la recuperación de las células normales, que es necesaria y
fisiológica", comenta el investigador del IBFG.
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